Esta escena tiene lugar en el capítulo 6 de Divergente.
Se lleva a cabo cerca de los días de la Ceremonia de la Elección, cuando en Osadía (Intrepidez) están esperando por los iniciados para hacer el primer salto hacia la sede.
Algunas frases están en cursivas ya que no estamos seguros pues el sonido del video es un poco malo en esos momentos. Si logras definirlo y si quieres ayudar en la transcripción-traducción puedes decirnoslo dejandonos una nota. ¡GRACIAS! Y disfruténlo. ;)
Reviso mi reloj. El primer iniciado debe estar saltando en cualquier momento. La red espera a mi lado, ancha y robusta, iluminada desde arriba por el sol. La última vez que estuve aquí en los últimos años en los días de la elección, antes de eso, el día que me salté. No quería recordar la sensación de avanzar poco a poco sobre el borde de un edificio, mi mente y mi cuerpo se descontrolan por el terror, la terrible caída, el sensación de las extremidades indefensas, la holgura de la red vibrando contra mis brazos y el cuello.
—Sabes, si estuvieras durante algún estudio serio, podríamos usarte (texto) jueves —, dice Lauren.
—Si estás reclutando, deberías hablar con Zeke. Es mucho mejor que yo.
—Sí, pero Zeke no sabe cuando callarse —, dice ella. —No reclutamos por las habilidades tanto como la compatibilidad. Pasamos mucho tiempo juntos.
Sonrío. A Zeke le gusta asediar de charla, pero eso nunca me molestó. A veces es bueno no preocuparse de prestar alguna conversación.
Lauren juega con uno de los anillos en su ceja y en (los labios ).
Trato de estirar el cuello para ver la parte superior del edificio desde el suelo, pero lo único que veo es el cielo.
—Apuesto a que es uno de mis nacidos en Osadía —, dice Lauren.
—Siempre es un nacido en Osadía. No apostamos.
Ellos tienen una ventaja injusta, los nacidos intrépidos. Por lo general, saben lo que está en la parte inferior del salto, pero tratamos de evitar que ellos lo sepan tanto como sea posible. La única vez que se utilizan esta entrada de la Sede es en el Día de la Elección, pero los intrépidos son curiosos. Exploran el compuesto cuando piensan que nadie está mirando. También crecen cultivando en sí mismas el deseo de hacer movimientos audaces, tomar medidas drásticas, para que se comprometan plenamente a cualquier cosa que decidan hacer. Se necesitaría una especie extraña de transferencia para saber cómo hacerlo sin que te hayan enseñado.
Entonces la veo. No es una raya negra como yo esperaba, sino gris, cayendo a través del aire.
Escucho un chasquido en la red tirando alrededor de los soportes medios, entonces se desplaza para enmarcarla a ella.
Por un segundo la miro, pasmado, familiarizado con la ropa que ella usa. Después pongo mi mano sobre la red para que pueda salir. Ella envuelve sus dedos alrededor de los míos y yo tiro de ella a través de la red. Mientras ella tropieza por el borde, la sujeto por los hombros. Es pequeña y delgada, de aspecto frágil que con el impacto de la red debería haberse roto con ella. Sus ojos y su amplio, y (terrible).
—Gracias —, dice ella.
Puede parecer frágil, pero su voz es firme.
—No me lo puedo creer —, dice Lauren, con arrogancia de Osadía más de lo habitual. — ¿La primera en saltar ha sido una estirada? Increíble.
Ella tiene razón. Es raro. Es extraño para un estirado unirse a Osadía. No había transferencias de Abnegación el año pasado, y antes de eso, durante mucho tiempo, fui sólo yo.
—Por algo los habrá dejado, Lauren —digo, sintiéndome distante del momento, de mi propio cuerpo. Me pongo a mí mismo de vuelta y luego diga al iniciado: — ¿Cuál es tu nombre?
—Um... — Ella duda.
Y siento, por un extraño y breve momento, que yo la conozco. No de mi tiempo en Abnegación, no de la escuela, sino en algún otro nivel. Sus ojos y su boca en busca de un nombre, insatisfecha con el que ella considera, igual que yo.
Mi instructor de iniciación me dio un escape de mi antigua identidad. Puedo darle uno.
—Piénsatelo —le digo, con una leve sonrisa—. No te dejarán escoger dos veces.
—Tris —. Dice ella, como si ya estuviera segura de ello.
—Tris —, repite Lauren. —Anda, haz el anuncio, Cuatro.
Ella es mi iniciado después de todo, está transferida de Abnegación. Miro encima de mi hombro a la multitud de miembros de Intrepidez que se han reunido para ver el salto de los Iniciados, y les anuncio, — ¡Primera Saltadora: Tris!
De esta manera se recordará ella, no por el gris que lleva, pero por su primer acto de valentía. O la locura. A veces son la misma cosa.
Todos aplauden, y el estruendo llena de la cueva, otro iniciado se desploma en la red con un grito que helaba la sangre. Una chica vestida de blanco y negro, Verdad. Esta vez Lauren es la que llega a través de la red y la ayuda a salir. Pongo una mano en la espalda de Tris para guiarla hacia las escaleras en caso de que no esté tan estable como parece.
Antes de que ella da el primer paso, yo digo: —Bienvenida a Osadía.
***
VIDEO VERONICA LEYENDO ESTE CAPÍTULO.
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